¿Por qué ese desconsuelo?
El llanto ligado a la ansiedad del anochecer es fácilmente reconocible. ¡No tiene nada que ver con los causados por el hambre o el dolor! Se trata de llantos muy intensos que se asemejan a auténticos gritos de rabia que pueden durar desde unos minutos hasta una hora, o incluso más. Se producen siempre a la misma hora del día, generalmente un poco antes de anochecer.
No te preocupes demasiado, estos llantos sin razón aparente no son forzosamente graves, ni el síntoma de un capricho. Cuando estaba en tu vientre, el bebé había adquirido ciertos hábitos: era a esa hora de la noche cuando estaba más despierto, más agitado. Además, todavía le cuesta diferenciar el día de la noche y necesita ese llanto para adaptarse a este nuevo ritmo de vigilia/sueño.
Algunos pediatras dicen que estas crisis le sirven también al bebé para desahogarse de toda la ansiedad y las frustraciones acumuladas, para relajarse tras un día lleno de descubrimientos y emociones. Lo expresa con las lágrimas porque no tiene aún otra forma de comunicarse.
Tranquilízate: esta ansiedad del anochecer es una fase pasajera y por regla general, desaparece rápidamente.
Adquirir los reflejos correctos
No hay soluciones milagrosas que funcionen con todos los bebés. Cada uno de ellos es diferente y tienes que encontrar la solución más eficaz para el tuyo. Una cosa es segura: el bebé te necesita. Es inútil, dejarlo llorar pensando que dejará de hacerlo cuando se canse, como también es inútil intentar que se calle a toda costa: ¡el bebé necesita encontrar su propio ritmo!
¿Una solución? Tómalo en tus brazos y acurrúcalo mientras le hablas dulcemente. A algunos bebés les gusta pasear por un momento, que se les dé un baño o que se les dé un masaje. Ese momento no debe alargarse demasiado: tras algunos minutos, acuéstalo. ¿Todavía está nervioso? Es normal, los recién nacidos empiezan muchas veces la noche así. Déjalo tranquilo, ya se va a dormir...
Al principio es tentador dejar que el bebé se duerma en tus brazos. Pero, pasadas las primeras semanas, déjalo en su habitación cuando aún está despierto. Él mismo encontrará las cosas que le reconfortan: su pulgar, su peluche, etc.
Intenta no perder la calma: de lo contrario transmitirías tu ansiedad al bebé y eso solo empeoraría su malestar. Y ten paciencia: algunos niños tardan varias semanas (incluso varios meses) en adaptarse a este nuevo ritmo.
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